
Durante los años que llevo trabajando el Psicoterapia, aparece con mucha frecuencia los límites normativos que rigen a las personas como fundamentales o aspectos muy relevantes en la concepción del motivo de consulta o de las problemáticas o circunstancias críticas que estén vivenciando en esos momentos. Es muy relevante como va apareciendo en sus relatos algunos conceptos, fundamentos y/o creencias tanto familiares como sociales que van rigiendo o visualizando ciertos conceptos de identidad personal, entendiendo identidad como un patrón mental que hemos desarrollado cada persona respecto de nuestras características individuales y valoración personal.
Es común como las personas al no haber vivido un proceso terapéutico anterior, se sorprenden cuando van descubriendo que tal visión respecto de sí mismos, está tan profundamente relacionada y teñida de mandatos señalados por el núcleo familiar, o por la sociedad en la cual nos encontramos o por las relaciones actuales que han ido creando.
Los conceptos que rigen nuestro autoconcepto, están alimentados por los patrones arraigados de la sociedad y familia que nos circunda, tanto así, que los integramos como propios y los hacemos parte de nuestra propia mirada hacia nosotros, condición que repercute inevitablemente en nuestra autoestima o autoevaluación.
Como señala White (2007) muy a menudo, los entendimientos del estado interno – de cada uno de nosotros- se asocian con ideas sobre procesos intrapsíquicos que construyen un relato que da respuesta a las “expresiones de lo humano”. En esta visión contemporánea, se da respuesta a estos “procesos modernos” que incluyen el concepto de “yo” como esencia de la identidad de cada uno y el desarrollo de un sistema de control social nutrido por el “juicio normalizador”.
Según Foucault, las personas nos volvemos cómplices de un sistema de control social donde se actúa y enjuicia según normas de comportamiento e identidad preestablecidas.
El ser parte de una sociedad, de un grupo determinado, no es sólo ser parte de ese lugar, sino que ese lugar es parte de ti y el como uno evalúa las circunstancias, a las personas y a nosotros mismos, esta matizado por esta condición.
Es decir, la evaluación de nuestra individualidad y de nuestra pertenencia a ciertos grupos, facilita una visión flexible y adaptable de nuestras miradas, y además permite de mejor manera, el comprendernos y abrirnos hacia nuevos enfoques y procesos de cambio.