Las Condes, 30 de mayo 2020, 17:17 horas.
Crisis – Crisis sanitaria, pandemia, Covid19, Coronavirus catástrofe, caos, etc., etc… todas palabras y términos para referirnos a una experiencia nueva, que jamás antes hemos vivido. Que traen consigo otras palabras y narrativas, tales como cuarentenas -obligatorias y voluntarias, confinamiento, encierro, distanciamiento social, etc., etc.
Se nos viene a la cabeza la narrativa de la “normalidad” una narrativa médica, científica, individualizadora, patologizante y segregadora, que nos cuestiona nuestra “salud” y nos lleva a “la enfermedad metal”, donde lo que estamos sintiendo, pensando y creyendo actualmente no son parte de la llamada “normalidad” y pasamos “a ser” “a-normales”,
Esto es totalmente individualizante, existiendo el peligro de demonizar las reacciones de las personas ante esta nueva experiencia. Somos etiquetados con un sinfín de “enfermedades de salud mental”, siendo esto un desprecio insensible al sufrimiento humano.
Desde acá me pregunto ¿no es normal el sentir miedo ante la llamada crisis?, ¿no es normal tener miedo a perder nuestros empleos?, ¿no es normal el sentir emociones y sentimientos de tristeza, pena, nostalgia, angustia, ansiedad? ¿no es normal no querer hacer “nada” y solo sentir que existo dentro de mi hogar?, ¿no es normal sentir que el cuerpo duele y está cansado?, ¿no es normal sentir que lo que antes me funcionaba ahora ya no?, así tengo muchas preguntas para cuestionar la narrativa médica de la normalidad patologizante.
Pero me gusta creer, quizás es una filosofía de vida, que las personas siempre estamos respondiendo a las nuevas experiencias de vida, de una u otra manera, estamos sobreviviendo esta pandemia de la mejor forma que cada uno/a podemos… No crean que todas las preguntas del párrafo anterior son diferentes habilidades preciosas y maravillosas que cada uno/a ha podido desarrollar a lo largo de la vida, siendo hoy “las estrategias que tenemos para sobrevivir a los tiempos actuales de incertidumbre”.
El llorar hasta lo más profundo de tu “ser”, ¿no es un acto de sobrevivencia? al dolor de la incertidumbre, al no tener para comer, al miedo de tantas cosas, miedo a no saber que vendrá mañana. El sentir que me puedo contagiar de Covid19/Coronavirus me lleva a lavar las manos infinitamente, a usar mascarillas una, dos o tres, ponerme todas las medidas necesarias para que el temido virus no llegue a mi organismo, y a la misma vez sentir que me “estoy volviendo loco/a”, ¿no es un acto de sobrevivencia? esperable al temor de contagiarme donde mi vida se vea amenazada. Y porque no hablarlo, el suicidio que muchas veces se ve como el “peor acto de locura” en la narrativa de la normalidad patologizante, ¿no es un acto de sobrevivencia de nuestro “ser”? . Ante las peores formas de dolor y sufrimiento humano, cuantas veces he escuchado ¿estas loco/a por pensar en matarte?, cuando escucho esas historias tan llenas de dolor y sufrimiento solo me queda pensar, ¿Cómo no pensar en el suicidio como una salida a ese dolor y sufrimiento diario?, no es una respuesta de sobrevivencia a nuestro “ser” a nuestra esencia, y con esto no promuevo el suicido y ojala que no tengamos que llegar a pasar por esa experiencia, pero ¿no es un acto de sobrevivencia? pensar en el suicidio y no llegar a materializarlo, ¿no es un acto de seguir viviendo?…
Desde acá promover que jamás tu y yo, seremos el problema, las personas no somos el problema, el problema es la narrativa de la normalidad que nos patológiza, el problema es la crisis actual, la pandemia, etc., el problema es la individualización, el estereotipo y la clasificación, todo como un desprecio insensible al sufrimiento humano. Las personas establecemos diversas relaciones con el y los problemas, algunas “le ponemos ganas”, otras nos quedamos quietos, algunos reímos y otros lloramos, algunas corremos y otras vamos lentos, algunas le enfrentamos y otros nos arrancamos, etc. y todas y cada una de esas “respuestas de sobrevivencia” son validas y valientes, no son el problema, no somos nosotros/as el problema, estas son nuestras formas de afrontamiento, son nuestras habilidades y recursos más preciados y que hemos aprendido a lo largo de las múltiples historias que han modelado nuestra identidad, han modelado nuestro “ser”.
Compartir que nadie mejor que tú sabrá, más que tu, en tu propia vida e historia. No es el “experto” en el área de la normalidad quien nos categoriza, nos individualiza, nos etiqueta, nos patologiza, quien sabe realmente que estamos sintiendo hoy. ¿no somos los “expertos” los llamados a escuchar atentamente y ver las diversas formas de respuestas de las personas?, no estamos invitados a sorprendernos y maravillarnos con tanta creatividad vivida actualmente, tantas formas diversas de afrontar a la incertidumbre. Nadie mejor que tu mismo sabe que necesitas, que quieres, que te hace sufrir, que te hace vivir, eres tu el o la experto/a en tu propia vida.
Hoy más que nunca se han visto las diferentes relaciones de poder en las que estamos inmersos, hoy más que nunca hemos podido ver lo que yo creía ver, que algunas veces he cuestionado por esta “verdad normalizadora”. Al mirar la panorámica mundial, unos países con más y otros con menos recursos, unos con mayor capacidad de respuesta sanitaria y otros con menos, unos con más riquezas y otros con menos… Pero esta realidad mundial, ¿no es una realidad mucho más cercana?, hoy en Chile se ha vuelto a mostrar la segregación, lo cual me llena de tristeza, pero es la realidad que muchos y muchas están viviendo hoy. Hoy más que nunca he podido ver en la historia de mi vida, las desigualdades de la narrativa normalizadora patologizante, donde nos encontramos muchas historias subyugadas, historias de violencias al interior de los hogares, tanto niños, jóvenes, mujeres, hombres, personas mayores son violentadas de diversas formas y sobreviviendo a sus historias como han podido; historias de extrema pobreza, donde los subyugados/as viven el día a día, donde las “necesidades básicas” de sobrevivencia biológicas tales como comer, respirar, beber son un privilegio que algunos/as no tienen; desigualdades al acceso de educación, salud, pensión, son lo que muchos y muchas subyugados/as no han tenido. Son historias de las que algunos/as hasta ahora no se han dado cuenta. Así existen muchas otras formas de desigualdades que nacen desde las relaciones de poder en las cuales estamos inmersos, hoy son los miembros más esenciales de nuestra sociedad los peores pagados.
Me gusta creer que Crisis – Crisis sanitaria, pandemia, Covid19, Coronavirus catástrofe, caos, etc., nos invita a la creatividad, nos invita a la esperanza, a la unidad, a la solidaridad, nos invita a la necesidad de crear una narrativa del sufrimiento colectivo y rechazar la narrativa médica patologizante e individualizadora. Hoy todos/as estamos viviendo esta nueva experiencia de vida y todos la estamos sobreviviendo de la mejor forma que hemos aprendido. Los y las invito a aceptar y acompañar estas historias de dolor y sufrimiento, a abrir espacios de conversación y hacer comunidad.
José Luis Cruz Olivares – 19:39 horas.